jueves, 15 de mayo de 2008

LLuvia


"LLueve y llueve.

¡Qué delicia sentirse en lo fluyente,

ser un hombre corriente -

LLueve: Fiel definición

de lo que empieza y no acaba,

divinamente sin yo.

LLueve y llueve, y llueve. LLueve,

llueve con constancia, ¡amor

de lo que siempre vuelve!

LLueve largo. LLueve lento.

LLueve muy, muy despacito.

¿Será Dios el que se anuncia?, ¡ay, tan lejos!

LLueve y llueve. Nada pasa.

Es decir, pasa la nada.

LLueve tan, tan de verdad, que se descansa.

LLueve sin más. LLueve tonto.

¡Mal tiempo! dice la gente que vino a veranear.

¡Ay qué buen tiempo sin tiempo!, digo yo.

Con boina y con gabardina,

recorro el Paseo Nuevo,

vivo en lo gris y respiro. ¡Qué bien huele el mar abierto!

Mojado, llego hasta el Puerto

y me meto por Lo Viejo.

¡Cómo me sabe el buen vino de los cálidos pellejos!

LLueve y llueve. ¡Que se vayan

los hambrientos de una luz que al recortar fija y mata!

En mi país, todo es magia."


Este Shirimiri de Gabriel Celaya me venía continuamente ayer a la cabeza, aunque en Benás caían chuzos de punta...pero la paz, el silencio, los olores, eran los mismos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué arte tienes eligiendo poemas.
No lo conocía y es muy bonito.
Veo que va todo bien y que Pichuana está estupendo en la foto.
Muchas felicidades, Isidra, que ya queda menos para poder disfrutar de esta obrica y de su contenido.
Un besote de Frenández